EL JUEGO DE LA OCA
Estaba lloviendo y hacía mucho frío. No
querían ver la tele y a Patán se le ocurrió jugar al juego de la Oca.
El monstruito no
sabía jugar y le enseñaron. Mientras jugaban, el dado de Patín parecía que
estaba vivo. Botaba siempre y varias veces saltó de la mesa. Patín no paraba de
gritar: ¡Mi dado!
Jugaron muchas partidas y todas las ganó el
monstruito. ¡Y eso que no sabía jugar!
Los
hermanos no se enfadaron, lo importante no era ganar o perder sino pasarlo
bien.
Y lo pasaron muy bien.
Y se rieron mucho con el dado de Patín.
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